La OMS: cuestiones de género y salud.
La salud de las mujeres entendida en su sentido más amplio aborda al mismo tiempo sus necesidades sanitarias y su aportación a la salud de la sociedad. Por ello, se ha convertido hoy en día en una prioridad urgente. Las razones se explican mediante datos actuales de la salud de las mujeres a lo largo de su vida y en diferentes regiones del mundo. Te las detallamos todas según los informes de la Organización Mundial de la Salud que hemos consultado.
1.- Una mayor y mejor información. Entablar un diálogo de políticas a todos los niveles territoriales podría dar como resultado métodos más eficaces de comprensión sanitaria por parte de la ciudadanía en general y en particular de las mujeres. Las intervenciones en la niñez, la adolescencia, los años reproductivos y los años posteriores influyen en el estado de salud no sólo propia sino también de las generaciones futuras. Este enfoque revela la importancia de las múltiples aportaciones de las mujeres a la sociedad desde su función productiva y reproductiva, como consumidoras y, al mismo tiempo, como prestadoras de asistencia sanitaria.
2.- Las desigualdades de género. Mujeres y hombres afrontan muchos problemas de salud semejantes. No obstante existen diferencias de tal magnitud que la salud de las mujeres merece que se le preste una atención particular. Las mujeres suelen vivir más que los hombres pero en algunas partes del mundo, sobre todo en Asia, esta circunstancias da lugar a la discriminación. Y, por si fuera poco, la vida más prolongada de las mujeres no es por fuerza más sana. Hay situaciones que son exclusivamente femeninas y solo las mujeres pueden experimentan sus repercusiones negativas. El embarazo y el parto, son el mejor ejemplo. Como fenómenos biológicos y sociales, entrañan riesgos para la salud y requieren asistencia sanitaria especializada. La sexualidad y la reproducción son aspectos centrales de la salud de las mujeres. Atender a ellos es importante no solo para ellas mismas, sino porque también tiene repercusiones en la salud y el desarrollo de la siguiente generación.
3.- Diferencias entre países. Es cierto que los problemas de salud que afrontan las mujeres comparten muchos rasgos comunes en todo el mundo. No obstante, también se observan sorprendentes diferencias determinadas por las distintas condiciones de vida. En los países de ingresos elevados, las mujeres viven más tiempo y presentan menor morbilidad y mortalidad que las de los países de ingresos bajos. En los países más ricos, las tasas de mortalidad de los niños y las mujeres jóvenes son muy bajas y la mayor parte fallecen pasados los sesenta años de edad. En los países más pobres, el panorama es muy diferente: las tasas de mortalidad en los niños son más altas y la mayoría de las defunciones de mujeres corresponden a adolescentes y adultas jóvenes. La diferencia más patente se observa en la mortalidad materna. El 99% de más de medio millón de defunciones maternas que ocurren cada año corresponden a los países subdesarrollados. Así, la salud de las niñas y las mujeres se ve notablemente influenciada por factores sociales y económicos como el acceso a la educación, el nivel de riqueza familiar y el lugar de residencia. En casi todos los países, las niñas y mujeres de las familias más pudientes presentan menor mortalidad y usan más los servicios de asistencia sanitaria, por comparación con las que pertenecen a familias pobres. Estas diferencias no se limitan a los países en vías de desarrollo sino que también ocurren en los países desarrollados.
4.- Enfermedades crónicas, traumatismos y trastornos mentales. Además de las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres, estas afrontan también otros problemas de salud. A nivel mundial, el suicidio es una de las causas principales de muerte en las mujeres entre los 20 y los 59 años de edad. El suicidio es ya considerado un problema grave de salud pública en las niñas y mujeres de todo el mundo. Los trastornos mentales, en particular la depresión, son una causa importante de discapacidad en las mujeres de todas las edades. Las causas de estos trastornos en las mujeres son factores relacionados con su baja condición socioeconómica, la carga de trabajo que sobrellevan y la violencia de la que son objeto.
5.- La vejez. Un comienzo justo para todas las niñas es decisivo para la salud de las mujeres. Muchos de los problemas de salud que aquejan a las mujeres adultas se remontan a la niñez y cambiar el comportamiento reporta grandes beneficios de salud más adelante. Como las mujeres tienden a vivir más que los hombres, representan una proporción cada vez mayor en el grupo de las personas de edad avanzada. Con lo cual, atender sus necesidades planteará un reto importante a los sistemas de salud. La sociedad necesita prepararse para prevenir los problemas de salud que suelen acompañar a la vejez.
6.- Incumplimiento de las obligaciones de los sistemas de salud. Las carencias de los sistemas de salud priman en la asistencia sanitaria a las mujeres. Los motivos por los que los sistemas de salud no cumplen sus obligaciones con las mujeres suelen ser complejos y guardan relación con los prejuicios de la sociedad contra ellas. No obstante, esas carencias se pueden entender y se deben poner en tela de juicio y cambiar. Por ejemplo, las mujeres tienen mayores gastos de salud que los hombres porque utilizan más los servicios asistenciales, pero, por comparación con los varones, suelen tener menos ingresos, estar desempleadas o trabajar a tiempo parcial o en sectores que no ofrecen prestaciones sanitarias. Por consiguiente, una de las claves para mejorar la salud de las mujeres consiste en suprimir las barreras económicas que impiden el acceso a la asistencia sanitaria.
7.- La mujeres como prestadoras de asistencia sanitaria. Los sistemas de salud dependen notablemente de las mujeres y no deja de ser paradójico que éstos con frecuencia desatiendan sus necesidades. Las mujeres contribuyen mucho a mejorar la salud mediante su función como cuidadoras principales de la familia y también como prestadoras de asistencia sanitaria en los sectores sanitarios públicos y privados. Pero, por el contrario, rara vez están representadas en los puestos ejecutivos o de gestión. Además de las insuficiencias existentes, los empleos femeninos en este ámbito tienden a concentrarse pues de sueldos bajos y en los que están expuestas a mayores riesgos de salud ocupacional. Su función como prestadoras informales de asistencia sanitaria en el hogar o en la sociedad no suele recibir apoyo, reconocimiento ni remuneración.
8.- Los fallos de la sociedad. Aunque se están logrando progresos, hay motivos para seguir impulsando un mayor avance. Lo cierto es que se ha adelantado mucho en materia de educación de las niñas, pero siguen existiendo diferencias entre ambos sexos. El acceso al mundo laboral, su desarrollo profesional y la brecha salarial son factores determinantes y que perjudican la salud de las mujeres. Entre tanto, a nivel mundial las mujeres están menos protegidas en sus lugares de trabajo, debido a la desigualdad existente en las condiciones de los puestos en los que trabajan.
En definitiva, el establecimiento de una agenda para el futuro atendiendo a esta serie de problemas señala el camino hacia las medidas necesarias para mejorar la salud de las niñas y las mujeres en todo el mundo. El propósito es brindar los fundamentos para entablar los diálogos de política y estimular la actuación de los países y los organismos en la materia. Prestar atención a la salud de las mujeres es un medio necesario y eficaz para fortalecer los sistemas de salud en su totalidad, pues mejorar la salud de las mujeres es también mejorar la salud de sus familias, la comunidad y la sociedad en general. Los problemas fundamentales que repercuten en la salud femenina señalan, además, oportunidades para progresar más rápidamente.